Una madre solía orar en las noches con una hija pequeña, de unos seis años, al acostarla..Una noche la madre le dijo:- Hoy vamos a pedir a Dios un poco más para que sane a la tía Marta..Oraron por la tía Marta, cada noche, durante un par de semanas. Después, la madre no dijo nada y dejaron de pedir, a la tercera o cuarta noche sin hacerlo, la niña preguntó:
- Mamá, ¿por qué no oramos por la tía Marta?.- Es que Diosito ya la sano respondió la madre..- Y si la sano replicó la niña- ¿no deberíamos orar para darle las gracias?.
.Somos más dados a pedir que a agradecer.
Lo de aquellos diez leprosos curados y de los que solo uno vuelve a dar las gracias a Jesús, se repite en nuestra vida a diario..De cada diez veces que pedimos, quizás, no damos gracias ni una. La gratitud del que pide abre la mano del que da: el agradecimiento facilita la generosidad.
¡Y tenemos tanto que agradecer a Dios!.
Pregúntate: que me ha dado Dios para que yo le agradezca?
Una familia, quizá un hogar, un coche, un buen trabajo?
o tal vez digas a mi no me ha dado nada,
Sabes Dios no nos compra con regalitos, lo que tienes es porque a el así le ha placido
Y si piensas que no te ha dado nada. (Es decir lo que tu quieres) solo mírate tienes vida y eso es de agradecerse,
Cuantas personas hay que en realidad viven en agonía, y bendicen a Dios cada día,
Se agradecido y bendice a aquel que te dio la vida y te sostiene con su mano firme sin pedir nada a cambio,
Refúgiate en el creador y veras la bendición,
Sírvele y tendrás prosperidad,
Anda en sus caminos y tendrás paz,
Y el día que te llame a su presencia te dará la corona de la vida.
